El joven jockey neuquino, Marcos Oyarzun, emigra rumbo a la ciudad de Azul, en la provincia de Buenos Aires, persiguiendo el sueño de convertirse en un profesional de la fusta. Allí trabajará a las órdenes del entrenador Adrián Martínez, uno de los profesionales más importantes del medio bonaerense. La Escuela de Aprendices funciona en el Hipódromo de Tandil, bajo la dirección del maestro Víctor Sabin, gestando los sueños de los jóvenes que buscan forjar su futuro como jockey. En turfregional.com nos entrevistamos con el joven antes de que partiera rumbo al Hipódromo de Azul.
Marcos tiene 17 años, es hijo de Ricardo y Zulma, es el menor de 5 hermanos de una familia de condición humilde y que trabaja en el campo, según nos iba comentado el ilusionado pequeño. Abandonó el colegio en 1° año de la secundaria y entonces la idea de relacionarse con el turf comenzó a rondar su cabeza. Por entonces era jugador de rugby, hasta que se cruzó en su vida el flaco Elio Oser, que le fue transmitiendo conocimiento y lo fue formando como piloto y persona; nuestro entrevistado nos dijo textual: “Voy a estar siempre agradecido al flaco Oser por haberme enseñado tanto, no solo de turf sino también de la vida”.
Su gen burrero lo encuentra en su bisabuelo, Rafael, que en sus años mozos fue jockey. Marcos debuto oficialmente en nuestra región en el Club Hípico Cabo Alarcón de Picún Leufú, y rápidamente comenzaron a llegar otras oportunidades, siempre de la mano del flaco Oser, con quien formó una dupla reconocida en el medio del turf regional.
Agradecido, lo que destaca su don de ser humano, Marcos recuerda emocionado cada una de sus carreras, para él no hay un caballo o una carrera especial pues sus palabras fueron: “Todos los caballos y carreras las recuerdo por igual, correr y montar un caballo me hace feliz, por eso todas fueron especiales para mí”.
Antes de despedirnos el pequeño Marquitos nos dejó unas palabras de agradecimiento para todos los fueron parte de su camino: “Quiero agradecer a mi familia, amigos, entrenadores y propietarios por el apoyo que me dieron y el que me dan cada día para que siga adelante con mi sueño. También quiero agradecer a los aficionados y a todas las personas que en las redes sociales me alientan a conseguir mis metas, pero sobre todo agradecer a Víctor Sabin por recibirme en su escuela y a Adrián Martínez por apoyarme sin conocerme personalmente, ofrecerme trabajó en su stud y darme un lugar donde vivir, sin él, sin Don Sabin y sin tanta gente que anónimamente me ha apoyado no sería posible. Para mí ya es un sueño hecho realidad, voy a poder estudiar y trabajar de lo que es mi vida, y soy consciente que ahora depende de mí, tendré que adaptarme a estar lejos de mi familia y mi gente, y trabajar muy duro para llegar a ser un jockey”.
Marquitos ya va rumbo al Hipódromo de Azul, rumbo a comenzar a desandar el camino de los sueños, allá lo espera Adrián y su equipo de trabajo, el profe Sabin y mucha gente dispuesta a darle una oportunidad y hacer que el chiquilín neuquino se sienta como en casa.