El entrenador de Stormy Flor, la yegua que a sus seis años se convirtió en la protagonista del Clásico Apertura (1400 metros), confesó algunos secretos que utiliza en su stud para combatir el mal carácter del animal. Florindo y esta zaina ya se conocen desde hace tiempo: “La entrenó desde potranca, debutó cuando tenía 3 años, ha ganó cinco en el ámbito oficial”, y agrega: “Es nerviosa, de gran porte físico y le agarré la mano, en su box tiene una oveja para que se tranquilice y siempre le prendó la radio”.
Faltaban 300 metros para que Stormy Flor cierre su producción en la arena del Nuevo Hipódromo de Las Flores. En uno de los televisores que están ubicados en la tribuna central, Florindo Rudolf seguía de cerca la alternativa final del cerrado y sólo atinó a darle empuje con un: “Vamos, vamos que llegas” a su pensionista.
Finalmente, Stormy Flor se escapó del lote; ganó por ocho cuerpos y el profesional que atiende en la localidad de Progreso encaminó su marcha hacia la redonda triunfal y, una vez que terminó la premiación, habló con la prensa y dijo: “el beneficio de los kilos podía influir, pero la incógnita era la distancia. Es una yegua algo complicada porque no repite lo mismo que hace por las mañanas. Son ejercicios son muy interesantes”.
Todavía no pensó la hoja de ruta para Sormy Flor. No es una persona que agigante las situaciones y se lo nota con mucha cautela en sus palabras. “Ya tiene 6 años y no le quedan muchas carreras. Tal vez la anoté para una competencia de ganadores en Buenos Aires, pero tengo en claro que en un futuro inmediato será destinada a madre”.
Música e información salen de esa radio que cuelga en una de las puertas del stud. La oveja que pasa los días con Stormy Flor le da un ambiente de campo. Son secretos para que esta yegua cumpla producciones que sirven de mucho como lo fue su gestión del 26 de marzo.